Tinta china: un tesoro en Asia oriental

Uno de los cuatro tesoros del escritorio chino es la tinta. Cualquier obra de caligrafía o pintura exige una tinta especial que ya forma parte de la cultura china y de muchos países influenciados por la escritura china. ¿De qué está compuesta y cómo se utiliza?

Características de la tinta china

En chino la tinta recibe el nombre de mò (墨). En japonés se pronuncia Sumi. Cuando pensamos en tinta, nos imaginamos un bote de tinta líquida donde se moja una pluma. La tinta en Asia es bastante distinta. Tradicionalmente se venden en forma de barras de tinta rectangulares o cilíndricas, a menudo tan bien decoradas que da pena utilizarlas. Tampoco se utilizan plumas de aves, sino pinceles para plasmar la caligrafía de los artistas.

Las barras de tinta en china reciben el nombre de Huimò (徽墨) y están hechas de una mezcla de hollín, resinas y  especias. Los tipos de hollín más utilizados son los de pino, petróleo y laca. Aunque el color de la tinta es negro, se pueden emplear diversas intensidades rebajando con agua, que se reflejan sobre el papel en distintos matices y tonos, despertando la imaginación del espectador. Las barras pueden adoptar bellos dibujos y textos en su superficie, aunque a veces toda la barra adopta una forma artística.

Fotografía del blog 集币 (ver entrada)
Fotografía del blog 集币 (ver entrada)

Para preparar la tinta china tan solo hay que moler la barra de tinta con agua contra una piedra o tintero que recibe el nombre de Yàntái en chino o Suzuri en japonés (砚台, 硯). El proceso para diluir la barra puede ser lento, debido a la dureza de las barras y su lenta disolución. La rugosidad de la piedra también es clave durante este proceso.

Un poco de historia

No se conoce con exactitud los orígenes de la tinta. En la aldea de Banpo (Xian) se han desenterrado numerosos objetos de cerámica con pinturas de color rojo, negro, blanco y gris. Data de unos 5000- 7000 años. Aunque ya se empleaba tinta de carbón para motivos decorativos, se trataba de un producto poco desarrollado. Solo a partir del periodo de los reinos combatientes (S. V-III a.C) las características de la tinta se parecen a las de la actualidad.

Aunque la tinta es algo glutinosa,
Aunque la tinta es algo glutinosa, permite escribir con fluidez y se puede diluir en agua para cambiar su tono. Otra de sus ventajas es que nunca se decolora, como hacen las tintas occidentales

En la actualidad se vende también tinta líquida ya preparada y embotellada. Si lo compráis en un supermercado chino recibe el nombre de Mòzhi (墨汁). Se vierte un poco de agua en el tintero y ya se puede mojar el pincel. También se puede rebajar con agua para disminuir su intensidad y brillo.

Otras curiosidades

La tinta ocupa un lugar muy especial dentro del arte y la cultura de China. Desde un punto de vista filosófico, la pintura china es una combinación armónica entre el vacío del papel (Yin) y la totalidad de la tinta china (yang). Tanto en la escritura como en la pintura la idea de la armonía está muy vigente.

La técnica de pintura con tinta china recibe el nombre de Shuimo-hua (水墨画) en China, Sumi-e (墨絵) en Japón o Sumuk-hwa (수묵화) en Corea. La tinta y el papel son los instrumentos básicos de este estilo, que se desarrolló durante la dinastía Tang (618-907) y llegó a otros países durante la dinastía Song. Este estilo sigue muy vivo en la actualidad; algunas obras pueden llegar a costar miles de euros.

Shuimo hua tinta china

Muchos calígrafos prefieren usar sus propias barras de tinta hechas a medida para ellos. Es tan importante la tinta que algunos escogen las mejores resinas y hollines personalmente. Además, el hecho de moler la barra ya supone un momento de meditación para descansar la mente o pensar en su nueva obra.

Durante la Dinastía Jin (265-420 d.C), se puso de moda identificar la obra con su autor. Para ello se utilizaba un sello rectangular de color rojo con el nombre grabado del autor. Durante la Dinastía Song, se incluyó otro sello adicional, que consistía en unas pocas palabras que definían al autor o las aspiraciones de su obra. Las caligrafías más famosas también llevan el sello de los coleccionistas de generaciones futuras, por lo que algunas obras han acumulado más de 60 sellos.

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